ENTREVISTA

Daniel Ramírez, socio de Beacon Brokers

Daniel Ramírez:

"Elevest nos da una presentación más profesional"

El socio de Beacon Brokers Wealth Management repasa su historia como asesor independiente y cuenta el aporte de la nueva plataforma digital creada por LVA en su trabajo.

Daniel Ramírez estira con gusto la memoria hasta el inicio de su carrera y desde ese punto puede distinguir al menos dos episodios cruciales por los que se convirtió en asesor independiente. Hoy, como socio principal de Beacon Brokers Wealth Management , fundada hace ya tres años, rescata primero la vez que estaba por presentarse a su examen de grado en Ingeniería Comercial.

“Sabía que, si algún día quería emprender, tenía que saber vender. Esa era una inquietud”, rememora.

Fue así que justo recibió una oferta para tomar un curso de ventas de Interamericana Seguros, un paso que lo llevaría a descubrir sus habilidades personales en el trato con clientes y que luego le permitiría desarrollar una vasta carrera en Banco Santander y Sura.

El segundo momento clave lo vivió en 2021, después de la pandemia. Curiosamente, Ramírez tenía un compañero de trabajo al que conocía desde su primer año en el colegio, quien le contó que se había decidido a emprender como asesor independiente. Lo vio como una señal hasta que se abrió definitivamente una puerta.

“Empecé a hablar con mis clientes, y, lo que son las cosas de la vida, el cliente más importante de la institución donde me desempeñaba lo había presentado yo a la empresa. Empecé a hablar con él sobre la opción de independizarme y me dice: don Daniel, a mí me importa usted. Yo lo sigo a donde usted vaya. Fue increíble. Luego me siguieron otros clientes.”

¿Imaginó una respuesta así?

La verdad es que me sorprendió. Yo estaba hablando con temor, y él, con total tranquilidad, me dijo: “Confío en usted”. La asesoría es un negocio de confianza, como ir al doctor.

Cuesta mucho salir de la zona de confort.

Yo tenía una carrera larga como asesor dependiente. Llegué al Santander como gestor de inversiones. Me encontré con una empresa enorme, con una gran estructura. Sabía que, si no tenía 15 reuniones a la semana, no iba a lograr el cierre. Después tuve la oportunidad de ingresar a Sura y aprendí mucho de tributación. Pasaron los años y, dadas las condiciones del trabajo, me cuestionaba. Pensé: voy a estar cinco años, 10 años, 20 años así. Y no, no puedo. Me empezó a picar el bichito de ser independiente.

Vimos diferentes potenciales emprendimientos, como franquicias, para tener un ingreso extra…. Nunca imaginé emprender a lo que me he dedicado toda mi vida.

¿Cómo fue el inicio como asesor independiente?

Con mi socio fuimos el primer broker independiente en una institución. En ella estábamos ciegos, no teníamos sistema, nada. Teníamos mail, una intranet. Pero apenas podías bajar los contratos. No podías revisar a tus clientes, posiciones, instrumentos, cómo ha rentado. Teníamos que pedirle a un analista que te enviara el saldo observado, o la cartola del mes, o el saldo consolidado del trimestre. Pensamos que iba a mejorar pronto, pero nunca se pudo. Estuvimos un año así y nos cambiamos.

¿Fue muy duro el aprendizaje?

Hay muchas experiencias y un mundo de productos para ofrecerles a tus clientes tanto locales como fuera de Chile. Vas aprendiendo que hay tanto ahorro por fuera. Luego de revisar una amplia oferta, filtramos, y para trabajar nos quedamos con lo que estamos, con una plataforma gringa para las inversiones en dólares en el extranjero y una plataforma local conocida entre los asesores independientes, que nos facilitó la vida en el tema operacional.

Después de tres años, hemos crecido y tenemos 5 ejecutivos, y se suma una cuarta socia más. Mejoramos mucho, aunque con la plataforma local tampoco podías hacer tú una propuesta. Tenías que pedirlo todo por correo: sácame este fondo, mete este otro. Porque hay propuestas de inversión donde tienes 12 fondos, y el cliente te dice: para qué, toma 4. Esa entidad te da una propuesta, pero por un monto mínimo. Nunca pudimos llegar a un comparativo. Estábamos como artesanos: todo a mano en excel.

¿En ese escenario, con esa necesidad aparece Elevest?

Claro. Hoy, con Elevest, se automatizó este proceso para hacer propuestas, para hacer comparaciones. No es un excel, es una plataforma, donde puedo comparar manzanas con manzanas, peras con manzanas. Lo que quiera. Tengo la libertad de poner la reseña que yo quiera, de poner mi portada y marca, e ir donde un cliente para que sea más formal, más confiable, más profesional mi atención. Es una aplicación que no te mentirá en los números, ya que cuenta con una gran empresa detrás especialista en fondos como lo es LVA Índices, cosa que puede pasar si yo lo traspaso a un excel.

Beacon Brokers formó parte del testeo que ayudó a crear Elevest.

Sí, y estamos felices, porque tenemos mucha experiencia en asesoría y teníamos claro lo que el cliente necesita para tomar una decisión de inversión informada y acorde a su perfil.

¿Cómo ve el cliente la plataforma Elevest?

Les queda mucho más clara la propuesta, visible, ordenada en su cabeza. El informe consolidado de la otra entidad tiene una falencia, porque el retorno que te muestra es desde el momento en que invertiste ahí. Y si quiero ajustar esa rentabilidad, al último mes, o al último año, tengo que sacarla a mano. Con Elevest, lo saco a través de los fondos, y me salen todos los períodos. Es más claro, más limpio. Puedo empezar a posicionar mi marca con un documento más profesional, más ameno, amigable. Cuando te presentas ante el cliente y llega el momento de una propuesta, es como: Ah, bueno, te manejas un poco. No lo dicen, pero se nota. Hay una confianza propia. Aparte de tener las mejores herramientas. Elevest nos da una presentación más profesional.

¿Qué proyecciones asoman en la plataforma?

A lo que va a Elevest, creo yo, es que sea una solución hacia la CMF, hacia la normativa, que tengas las órdenes listas, que tengas el perfil del cliente, todo en normativa. Lo pensamos con mi socio. Sé que está este camino para que al asesor no tenga problemas ante el regulador, porque las exigencias son altas para estar en norma.